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miércoles, 23 de marzo de 2016

Historia de Metroid I: Las Razas Ancestrales

En un planeta desconocido en el universo, una raza aviar-humanoide evolucionó. Los seres pertenecientes a esta especie serían conocidos como Los Chozo siendo una raza pacífica, poseedores de una fuerza física, e inteligencia sin igual que en su apogeo fueron la raza más avanzada en el universo.

Sin embargo, estos seres en sus orígenes fueron orgullosos y avariciosos sin respeto por otras formas de vida, su objetivo siempre fue el avanzar como especie, durante milenios trabajaron para lograrlo hasta que un día sus esfuerzos rindieron frutos y a consecuencia de ésto su tecnología llegó al punto en que ya no pudo avanzar más, su conocimiento sobre las leyes que regían el universo estaba completo, se habían convertido en la raza más poderosa tanto tecnológica como armamentísticamente, sus objetivos fueron logrados, ellos creyeron que sentirían una gran satisfacción al llegar ese momento pero eso no pasó, sintieron un vacío existencial, ya no tenían metas por perseguir y parecía que ya lo habían hecho todo.

En busca de un propósito en la vida los Chozo decidieron que querían recorrer el universo de planeta en planeta para ayudar a sus habitantes compartiendo sus conocimientos y aprendiendo de las experiencias de los demás seres vivos, así fue como cultivaron un conocimiento filosófico basto sobre la vida misma.

En sus primeros viajes hicieron contacto con una serie de viejas y sabias razas, como los Ylla, los Bryyonians, los Alimbic y los Luminoth. Estas especies compartieron su cultura y tecnología, y colonizaron mundos salvajes como Aether, Elysia y Tallon IV.

Poco a poco los Chozo comenzaron a ser impulsados por pensamientos socio religiosos de que la naturaleza es sagrada y el contacto con razas como la Luminoth les había mostrado habilidades como la telepatía.. Con el tiempo los Chozo comenzaron a mostrar habilidades Psiónicas con las que eventualmente llegaron a profetizar que un gran veneno se desataría en el universo y lo destruiría, desde ese momento se dedicaron, con la ayuda de su tecnología, a intentar proteger el equilibrio y armonía de la vida.

Por esa razón construyeron en Elysia la Sky Town, lugar en el que se dedicaron a lanzar diversos satélites a todas partes del universo para monitorear las condiciones de vida en ciertos planetas. En un momento determinado recibieron la señal de uno de sus satélites más lejanos, el reporte del planeta había arrojado datos terribles: Un planeta azul era registrado como un organismo, de alguna manera vivo que irradiaba de su superficie pulsaciones de radiación increíbles que averiariaron el satélite a pesar de la distancia a la que se encontraba y lo dejaron inservible. La ubicación del planeta se perdió inmediatamente y únicamente pudieron localizar la región del espacio de la que provenía la señal.

Sky Town había cumplido su objetivo, los más grandes guerreros Chozo y científicos comenzaron una cruzada hacia el mundo hostil, a sabiendas de que probablemente nunca regresarían a casa. Durante su largo viaje, conciben un nombre para su objetivo: Phaaze. 

Muchos años pasaron, y la expedición Chozo finalmente encontró el planeta azul. A medida que se acercaban, fueron testigos del mundo viviente, ya que sin cesar latía lleno de energías azules y blancas. No había nada como este lugar en ninguna otra parte del universo.

Sus lecturas confirmaron sus peores temores: esta atmósfera era un baño de radiación y mutación, y la evolución había producido horrores. Por miles de millones de años, Phaaze había mutado y en él habitaban las formas de vida que se desarrollaron en su superficie. Las criaturas más fuertes habían sobrevivido prosperando en un ecosistema de increíblemente poderoso veneno. Fue entonces cuando los Chozo lo entendieron: Habían llegado al hogar de las criaturas más devastadoras y trastornadas en el universo conocido.

Si estos monstruos por alguna razón lograran escapar de su confinamiento en Phaaze, ellos consumirían vorazmente lo que encontraran en su camino por el cosmos. Los Chozo no podía arriesgarse a que el poder de aquellas criaturas cayera en manos equivocadas y desataran así sus horrores por el universo.

La expedición Chozo se encontraba entre la espada y la pared, por un lado la amenaza de los superdepredadores de Phaaze debía ser neutralizada, pero por otro una acción tan severa contra el planeta sería un sacrilegio. Los Chozo adoran toda vida como sagrada, y se negaron a destruir un mundo tan único que había desarrollado vida propia.

Un peligroso plan fue acordado. La nave de la expedición aterrizó en Phaaze, exponiendo a la tripulación a su gran radiación. Ya que las mortíferas criaturas de Phazee comenzaron a atacar la nave valientes Guerreros Chozo en sus Poderosos Trajes de Poder se dispusieron a luchar contra aquellos monstruos y sin descanso combatieron a las poderosas criaturas viendo como poco a poco sus iguales morían a su alrededor, en una misión desesperada para ganar tiempo mientras los científicos dentro de la nave comenzaran a aprovechar la intensa radiación alrededor de ellos, para así tratar de diseñar un depredador artificial que podría rivalizar con el increíble poder de todos los superdepredadores del planeta.

Con acceso al mutágeno único Phazon que cubría el venenoso mundo, la ingeniería genética que debería haber tomado décadas solo tomó un día y así fue como los Chozo diseñaron el primer Metroid. 

La criatura Metroid se desató sobre el planeta, y la radiación provocó que se reprodujera rápidamente. El enjambre resultante de Metroids comenzó a consumir a las monstruosidades del planeta y se establecieron como el más grande depredador en Phaaze.

La misión Chozo fue completada. Las peores criaturas estaban siendo cazadas hasta la extinción, y se esperaba que los Metroid murieran de hambre poco después. El costo había sido enorme, la mayor parte de la tripulación habían muerto defendiendo valientemente la nave, y los sobrevivientes enfermaron mortalmente por envenenamiento debido a la intensa radiación a la que se expusieron. La quemada y averiada nave apenas pudo despegar para el largo viaje a casa, sin embargo la tripulación pronto sucumbió ante la radiación que habían recibido. El piloto automático tomó el mando de la nave para llevar los cuerpos de los Chozo a casa, conviertiéndose la nave así en un ataúd en movimiento en la soledad del espacio transportando a los valientes guerreros Chozo que sacrificaron sus vidas para evitar una catástrofe

En Phaaze, la presencia de los Metroids duró décadas mientras que consumían a los superdepredadores del planeta. Los cadáveres de los guerreros Chozo fueron absorbidos por el planeta, y sus armaduras de batalla lentamente se degradaron y dispersaron. La lenta sensibilidad del planeta desarrolló una atrocidad que hervía bajo sus continentes, había sido profanada por los Chozo. A medida que la infestación de Metroids comenzó a extinguirse, Phaaze desarrolló un concepto muy primitivo de propósito y retribución

Phaaze estableció una vaga conciencia de los conceptos que había absorbido de los cerebros de cadáveres de los guerreros Chozo, y la ubicación de los dos mundos de los recuerdos del Chozo. El planeta entró en su ciclo reproductivo a propósito y dirigió dos de sus semillas hacia los planetas Tallon IV y Aether. En la semilla enviada al mundo Chozo, Phaaze incluyó una de las últimas criaturas Metroid supervivientes y algunas piezas en ruinas de las armaduras Chozo, pretendiendo ser un recordatorio del crimen que Phaaze había sufrido a manos de ellos. El planeta envió una segunda semilla a Aether pues las memorias absorbidas informaron al planeta vivo que sus habitantes eran amigos de los Chozo, y por lo tanto eran enemigos de Phaaze.

La nave de la expedición, muy dañada por la radiación y la falta de mantenimiento, era guiada de vuelta a su civilización por un piloto automático cada vez más errático. Después de décadas finalmente se acercó al mundo Chozo de Zebes, y se estrelló al aterrizar en su superficie. La civilización Chozo intentó recuperar los registros de datos de los restos con un éxito muy limitado, pero fueron capaces de entender el sacrificio que la tripulación heroica había hecho, y confirmó el éxito aparente de los Metroids en la neutralización de las criaturas que vivían en el planeta. Sin embargo Las autoridades Chozo no pudieron establecer la ubicación de Phaaze, o recuperar muchos de los datos científicos relativos a ella.

Como la semilla enviada a Tallon IV comenzó sus décadas de viaje a través del espacio, el Metroid solitario que contenía, absorbió grandes cantidades de Phazon y radiación. Se hizo consciente de sí mismo, y creció en tamaño, inteligencia y fuerza. Utilizó las piezas en ruinas de la armadura Chozo para construirse un exoesqueleto, y cayó en la locura. El exoesqueleto falló en proteger a la criatura de la radiación continua, y la convirtió en un Metroid tan exótico como los superdepredadores extintos de Phaaze.

La criatura que vendría a ser conocida como Metroid Prime tenía resentimientos hacia Phaaze por encarcelarlo en el Leviatán y también a los Chozo por crear y abandonar a los Metroid. Decidió que si sobrevivía, pondría órden al universo caótico que lo vió nacer, y de alguna manera esclavizar a Phaaze a su voluntad. En su soledad, inmortal como consecuencia de sus mutaciones, Metroid Prime traza su venganza contra el universo.

Mientras tanto los Chozo decidieron seguir buscando planetas como Phazee que fueran una amenaza, volviendo a utilizar Sky Town enviaron más satélites a distitnos mundos y entre tantos planetas analizados uno llamó la atención de los Chozo, ese era un planeta que fue catalogado de nula importancia y se le dió el nombre de SR388 , pero esta vez los analisis de los Chozo arrojaban que el planeta tenía constantes cambios en su núcleo por lo que los Chozo creyeron que se trataba de un planeta vivo. Antes de ir a investigar se decidió que primero se haría un experimento: enviaron una cámara y siguieron a lo que consideraron una de las especies con posición más baja en la pirámide alimenticia del planeta, esta criatura era un Horntoad. Los Chozo observaron a la criatura durante un largo tiempo, nada parecía ser una verdadera amenaza en aquel planeta pues tampoco parecía que hubiera muchas formas de vida ahí, pero de pronto, el Horntoad comenzó a correr de algo que los Chozo no pudieron ver al principio, la pobre criatura se escondió aterrorizada en una cueva cuando tras unos segundos la cámara pudo ver una forma de vida extraña flotante que al parecer era lo que perseguía al Horntoad, los Chozo no creyeron que se tratara de una gran amenaza, pero fueron testigos de cómo aquella criatura se abalanzó hacia el Horntoad y comenzó a desintegrarlo vivo, posteriormente la sustancia en su núcleo comenzó a tener movimientos violentos hasta tomar la forma de la criatura que recién había matado. Los Chozo se asombraron por lo que estaban viendo y dedujeron que ese ser era una forma de vida parasitaria. Tras seguir observando más vídeos se dieron cuenta de que esa criatura era la dominante en el planeta y que probablemente ella haya sido la culpable de la poca variedad de especies en SR388, y la llamaron Parásito X.

La amenaza tenía que ser enfrentada. Recordando el aparente éxito de la expedición Chozo a Phaaze, un plan se puso en acción. Se reunieron los mejores y más brillantes, los más fuertes y más sabios de todos los Chozo. Ellos trazaron su camino hacia SR388, y enviaron criaturas mecánicas para construir instalaciones seguras. Robots y guerreros Chozo luchaban ferozmente contra los Parásitos-X, pero las pérdidas fueron elevadas. El planeta parecía luchar contra los Chozo a cada paso, criaturas emboscaron a los invasores y fueron ahogados en ácido. La marea sin fin de Parásitos-X se hacía más fuerte mientras más se adentraban en el planeta.

Finalmente en las profundidades del planeta y con la ayuda de los robots, se pudo crear un laboratorio de cristal, con paredes altamente resistentes al ácido del estómago del SR388. Aquí, muy cerca de los peligrosos Parásitos-X, los científicos Chozo comenzaron su trabajo tratando de recrear el plan de sus antepasados, el uso de Metroids para pacificar superdepredadores demasiado peligrosos para existir. Sin acceso a la misma radiación y materiales que la expedición planetaria Phaaze tenía, el progreso fue lento. A medida que la guerra alrededor de ellos contra el planeta estaba en su apogeo, los científicos Chozo fueron capaces de crear Metroids, pero no eran una variante lo suficientemente fuerte como para superar a los Parásitos-X y amedida que más y más Chozo morían protegiendo el laboratorio, un enfoque diferente era necesario.

Los Chozo eventualmente tuvieron la idea de crear un Metroid Reina, una criatura colosal que pondría huevos Metroid. Cuando incubaban, estos Metroid resultantes eran criaturas fuertes y duraderas, y finalmente lo suficientemente potentes para combatir a la amenaza de los X. Los Chozo sabían que para suprimir por completo los Parásitos-X, la presencia de Metroid en SR388 tendría que ser permanente. Para asegurarse de que la especie no se sobrealimentara con el medio ambiente y acabara con las cadenas alimenticias, los científicos implantaron un instinto en la mente salvaje de la Reina Metroid: en un momento dado, sólo treinta y nueve Metroid debían existir en el planeta. Se esperaba con esto, mantener la cantidad lo suficientemente alta para destruir cualquier reaparición de los X, pero también lo suficientemente bajo como para que no consumieran el resto de la vida en el planeta, y morir de hambre por falta de alimentos.
Los Chozo habían ganado su guerra, pero con costos muy altos. La mayoría de los guerreros y los científicos no sobrevivieron, y los que se quedaron tuvieron que asegurarse de que los Parásitos-X había sido suprimidos de forma permanente. El planeta se estremeció con temblores; la tierra se movió y el ácido se derramaba, como si el mundo estaviera tratando de aplastar a los Chozo en su laboratorio de cristal.

Los Parásitos-X no regresaron, y la Reina Metroid seguía gritando mientras sacudía su prisión de cristal. Los Chozo no se dieron cuenta, pero su desesperación estaba siendo escuchada.

SR388 había sido profanado por los Chozo. Aunque muy diferente a Phaaze, SR388 tenía su propio sentido vago de la conciencia. Percibieron a los Chozo como una infección viral, y los Parásitos-X muertos como parte de sí mismo. Comprendió así su pérdida, y se sacudió con rabia.  Mutó para cambiar a los Metroid. Los adoptó para sustituir a los Parásitos-X, y rápidamente mató a las razas más débiles. Mudó sus minerales radiactivos más cerca de sus huevos y pronto mutó la especie. Así como SR388 lo había hecho con los X ahora también lo hizo con los Metroid, los hizo fuertes.

Rápidamente se generaron Metroids Alfa, Gamma, Zeta y Omega, y respondieron a los gritos de su Reina. Con su volumen y fuerza, irrumpieron a través del laboratorio de vidrio y sacrificaron a sus creadores Chozo. Los guerreros Chozo fueron perseguidos y aplastados.

SR388 se convirtió en un nuevo caldero de hostilidad. Los Metroid se convirtieron en los depredadores más fuertes, y los robots de los Chozo perdieron su propósito y merodeaban por las ruinas, matando en el acto a cualquiera que se acercara. La misión Chozo para suprimir el Parásito-X había sido un éxito, pero el planeta se había cobrado su venganza.



El Mundo Sagrado 


Los Chozo habían devastado dos planetas por el bien del universo, perdiendo en el acto a muchos hermanos. Los super depredadores de Phaaze se habían extinguido y los Parásitos-X fueron reprimidos de forma permanente. Con la crisis encima, la raza se consumía en un sentimiento colectivo de culpa por estas acciones que consideraron necesarias. Los Chozo creían que la vida en el universo era sagrada, y debieron reconciliar sus acciones agresivas con su fe.

Sin embargo, sus profetas continuaron teniendo visiones de un conflicto sin fin y muerte. La Guerra se acercaba al universo, y parecía que sus pecados no los habían salvado. Muchos comenzaron a dudar de estas visiones, y se produjo un gran cisma entre los Chozo.

La civilización Chozo se exilió a sí misma de los asuntos galácticos, dejando sólo unas pocas colonias dispersas entre las estrellas. La raza se retiró entonces al planeta sagrado Tallon IV, para huir de la tecnologías y comenzar una vida más simple, poética. Estos Chozo volvieron a conectarse al mundo natural y trataron de encontrar una armonía con este. Conforme pasó el tiempo, los profetas más fuertes se tornaron maníacos, y trataron de advertir a sus compañeros de un gran veneno que estaba por venir.
Estas visiones se creyeron falsas y fueron ignoradas, pero el día finalmente llegó y los profetas volvieron a ser escuchados: Después de eones navegando en las estrellas, la semilla de Phaaze entró en el sistema de Tallon.

El Leviatán se estrelló, y llovió veneno y muerte sobre el mundo. Los sobrevivientes del impacto vieron como su sagrada naturaleza sucumbía a las mutágenos fugas de la semilla, y se atrincheraron en sus templos mientras la flora y la fauna era transformada. El Phazon se extendió por debajo de la superficie del planeta moribundo, y tormentas de radiación azotaron la superficie.

El castigo a los Chozo por sus pecados, y el cumplimiento de la ira de Phaaze, alcanzaron proporciones apocalípticas. Los Chozo de Tallon IV no pudieron descansar en paz. Sus energías vitales sufrieron trastornos debido al Phazon, y después de morir se convirtieron en enloquecidos fantasmas que gritaban para siempre, ya que estaban circulando dentro y fuera del mundo material. En este purgatorio, los Chozo no-muertos asesinaban a quien se les atravezara en el camino.

A medida que sus números disminuyeron, los últimos de los Chozo construyeron un gran templo sobre el cráter del impacto. Dentro de este templo, utilizaron la poca tecnología que les quedaba para proyectar un campo de energía alrededor del Leviatán para frenar la propagación del contagio. Como la civilización Chozo se extinguió en Tallon IV, sus moribundos profetas hablaron de un héroe que surgiría un día, para entrar en el cráter y derrotar al malvado ser que había adentro.

Dentro del cráter del impacto, el Metroid Prime quedó atrapado en el campo de energía Chozo. En su armadura construida a partir de los antiguos trajes de poder Chozo, continuó su espera para ser liberado sobre el universo.

Ecos Oscuros


En el planeta Aether, una antigua raza de místicos seres conocidos como los Luminoth, recibieron los datos espeluznantes procedentes de Tallon IV. En tiempos lejanos, los Luminoth y los Chozo habían sido aliados firmes, hasta el día en que los Chozo se auto exiliaron. Desesperados por ayudar, los Luminoth comenzaron a organizar una misión de rescate.

Se recibió una transmisión oscura desde Tallon IV. La imagen mostró una figura fantasmal Chozo gritando, transitando dentro y fuera del universo viviente. En su locura agonizante, habló en nombre de los suyos. Advirtió furioso que iban a matar a cualquiera que quisiera poner un pie en su mundo. El planeta era un pandemónium, un mundo maldito en el que los muertos no podían morir. Conforme la señal poco a poco se iba descaneciendo los Luminoth dieron cuenta de que no quedaba nadie con vida para ser rescatado.

Los Luminoth estaban recibiendo lecturas extrañas del planeta devastado. El mutágeno se estaba extendiendo, era diferente a todo lo que habían visto. Investigan en las estrellas para conocer su origen, e hicieron un descubrimiento devastador: una masa del mismo mutágeno estaba en un curso de colisión con Aether. La segunda semilla de Phaaze casi llegaba a su destino.

Los habitantes de Aether recurrieron a su tecnología para salvarse. Su planeta tenía una estrella nativa propia, y hace milenios habían implantado una compleja red de energía que sustentaba toda la vida. Este sistema fue reverentemente llamado la Luz de Aether, y aprovechaba la luz del universo como su mecanismo. Los Luminoth se dieron cuenta de que incluso con este gran poder, no podían destruir el Phazon Leviatán. Se necesitaba un enfoque diferente.

Los Luminoth usaron su gran Luz para diseñar un pequeño universo de bolsillo, un oscura eco sin vida de la existencia. El plan era audaz: usarían la Luz de Aether para abrir quirúrgicamente un portal en el camino de la semilla Phazon, y permitir que entrara inofensivamente al universo de bolsillo. Si todo salía bien, se salvarían.

Llegó el día, y el Leviatán entró en la atmósfera de Aether. Los Luminoth empezaron con su gran plan.
La semilla de Phaaze era una suma de materiales vivientes más allá de la comprensión de los Luminoth. Impactó el universo de bolsillo con una fuerza incalculable, y un tsunami de energía exótica quebró el espacio y el tiempo. El equipo que contenía la materia oscura perdió contención por unos instantes, y los Luminoth veían impotentes mientras su creación se expandía por todo el planeta. Una ola de energía oscura absorbía criaturas, estructuras y terrenos hacia el universo oscuro, y lo que antes era un solo planeta, ahora eran dos.

Los Luminoth contemplaban con horror la devastación. La semilla Phazon se había ido, de hecho había chocado con el universo oscuro. Continentes enteros, con millones de habitantes, se habían desvanecido con ella.
En el universo oscuro, nacía un mundo grotesco. Habitantes anteriores de Aether, después de haber sido absorbidos cuando se perdió la contención del universo de bolsillo, se vieron retorcidos por la nueva realidad corrosiva que les rodeaba. La mayoría pereció, y su carne alimentaba a los extraños hongos carnívoros que brillaban con colores enfermizos en aquella dimensión. Algunos sobrevivientes mutaron por el Phazon que se extendía lentamente bajo la superficie, y se adaptaba para sobrevivir en la hostilidad.

Aether y su eco, el Oscuro Aether infestado por el Phazon, existían en sincronía. A medida que los Luminoth intentaron reconstruir su planeta, tomó sólo décadas para que las grietas que se formaron en el Aether separara a las dos realidades. Como rasgaduras abiertas en el universo, Aether se convirtió en un campo de batalla.
 
Un vientre de mutación Phazon y energías oscuras habían dado a luz a una horda astuta y feroz. El Ing estalló a través de las grietas entre los dos mundos, y comenzó la masacre. Se defendieron de los Luminoth, y comenzó una guerra entre los dos mundos paralelos. El Ing invadió Aether con regularidad, y mató, saqueó y destruyó todo lo que podían encontrar. Los Luminoth tomaron represalias y realizaron una cruzada al Aether Oscuro en sus trajes de luz, en misiones suicidas para exterminar a la fuente de la amenaza Ing. Ambas partes sufrieron bajas colosales mientras las décadas pasaban. Los Luminoth perdían la guerra. El Ing había exterminado la mayor parte de su raza y había robado mucha de sus tecnologías vitales. Con el robo de los componentes esenciales de la energía de la red eléctrica de la Luz de Aether, se convirtieron en un pueblo derrotado.

El Ing había destruido todas las naves antiguos de Aether, y condenó a los Luminoth a no poder escapar de su condenado mundo. Sin más alternativa, los sobrevivientes se encerraron en el interior de un santuario, y entraron en un estado de animación suspendida. Un custodio, U-Mos, se ofreció a ser su guardían. Como Aether cada vez estaba más débil, los Luminoth esperaron a que alguien los salvara, y debieron esperar por un tiempo muy largo.


El Sacrificio de los Alimbics


Como los Chozo y los Luminoth cayeron, también lo hicieron otras razas antiguas. En una lugar distante del universo, los Alimbics eran una sociedad militarista que mantuvo la paz en su cúmulo galáctico. Su orden se hizo añicos cuando una entidad asesina, procedente de algún lugar más allá del universo comprendido, se desplomó en uno de sus mundos. La criatura salió de la devastación como entidad gaseosa, y asumió un cuerpo similar al de los Alimbic para comenzar su ataque.

Este monstruo alienígena fue llamado por la raza Alimbic con el nombre de Gorea, y pronto descubrieron que sólo traía muerte. Gorea mataba a todos los Alimbic que podía encontrar, y destruyó todo a su paso. Planeta tras planeta cayó a los pies de Gorea y los Alimbics comprendieron que la criatura nunca se detendría.
Los Alimbics realizaron un acto de sacrificio supremo. Combinaron las energías mentales de toda su raza para forjar una prisión para Gorea. La cárcel psíquica lo mantuvo atado, y fue trasplantado en un recipiente orgánico llamado El Oubliette. El recipiente fue lanzado al vació fuera del universo, un curso que mantendría a su prisionero indestructible en el exilio para siempre. Los sistemas de la nave prisión fueron configurados para escanear cada molécula de Gorea, y así diseñar un arma Omega que podría ser usada para matarlo.

La energía mental utilizada para encerrar a el monstruo consumió los cuerpos físicos de toda la raza Alimbic, desapareciendo del universo en un instante. Su sacrificio protegió toda la vida en el cosmos de la campaña criminal de Gorea.



La Guerra de los Bryyo  


Como las viejas razas del universo murieron alrededor de ellos, los seres lagarto de Bryyo enfrentaron sus propios desafíos. Los Bryyonians eran una raza avanzada, viajaban por el espacio y habían aprendido mucho de sus aliados, los Chozo. Sin embargo, su sociedad estaba profundamente polarizada, con tensiones eternas entre las facciones científicas y las religiosas.

A través de los siglos previos, la agenda científica había dominado, con viajes espaciales proveyendo de beneficioso conocimiento a toda la raza. Al ver que sus aliados los Chozo, los Luminoth y los Alimbics enfrentaron la extinción, los religiosos Bryyonians creían ahora más que nunca que el universo era un lugar hostil, y desesperadamente buscaban detener la campaña de exploración de sus homólogos científicos.

Una gran guerra estalló en Bryyo. Al final, los estudiosos se habían erradicado y los supervivientes de ambos lados habían retrocedido a una existencia salvaje. La raza se convirtió en animales, vagaban por ruinas que ya no volverían a comprender. El idioma desapareció y la fuerza gobernó. Cualquiera que aterrizara en Bryyo era considerado carne, para ser asesinado y comido.

El Pequeño Planeta Lluvioso 


 La embestida de venganzas, conquistadores, veneno y política destruyó a las viejas razas. Los Alimbics habían perdido su carne, mientras que los Bryyonians habían perdido sus almas. Los Luminoth se habían retirado al estasis y los Chozo de Tallon IV habían sido condenados a una muerte en vida.

En un pequeño planeta lluvioso llamado Zebes, la última colonia Chozo conocida observaba a las estrellas con impotencia. Este pequeño asentamiento de la raza aviar casi extinta fue testigo del final del gran renacimiento universal, y el lento comienzo de un nuevo capítulo en la historia galáctica. Poco a poco, las razas más jóvenes estaban lanzando sus primeros satélites al espacio. Con el tiempo, los nuevos imperios se levantarían para tomar el lugar de los antiguos.

Los profetas de Zebes tuvieron las visiones que los Chozo siempre habían padecido: grandes guerras, la difusión del veneno y muerte, pero de repente, algo audaz fue visualizado.

Un gran cazador, vestido de color naranja. Los Chozo vislumbraron a un futuro héroe, solo en la oscuridad bajo los mundos, luchando para que el bien pudiera sobrevivir al mal. La vieron curar planetas envenenados, y terminando las guerras galácticas. Vieron una oportunidad única para que el universo pudiera sobrevivir a su futuro apocalíptico. Vieron a la única que podría desafiar al mismisimo cataclismo universal que se acercaba.


Y la vieron portando una armadura Chozo...




Primera parte de siete, pueden encontrar las demás capítulos de esta historia en este mismo blog.




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